lunes, 2 de diciembre de 2013

Alantis arranca con fuerza y se prepara para hacer algo grande desde Asturias

El pasado viernes 29 de noviembre tuvimos el primer consejo de administración de Alantis. El consejo está formado por un conjunto de profesionales y socios que para mí es un auténtico orgullo. Hemos logrado un equipo muy complementario, con una dilatada experiencia, muy introducido en el ecosistema emprendedor español, con muchas ganas y, sobre todo, que combina un profundo conocimiento técnico con la habilidad de saber detectar, aportar y sumar a los proyectos desde las fases más tempranas. A partir de ahora es momento de poner en marcha una nueva hoja de ruta, mucho trabajo para forjar una metodología con la que aportar el máximo valor a nuestras participadas, pero también para crear marca, posicionamiento y construir un know how que nos haga únicos a la hora de detectar talento, aportarle recursos (financieros y no financieros) y lograr que crezca y se consolide con las mayores garantías. El proyecto es apasionante, y combina mi pasión por las finanzas, los intangibles y la innovación constante. Tengo una oportunidad de oro de trabajar con gente que me aporta puntos de vista diferentes y que me hace pensar. Esto es muy escaso y valioso y sólo por eso merece la pena. Tengo la ilusión que desde el epicentro asturiano, y desde la Milla del Conocimiento de Gijón, se pueda crear algo extraordinario. El tiempo dirá, por ganas y gente dispuesta a aportar lo máximo no será.

Aprovecho este post para vincular un magnífico reportaje que la periodista asturiana Cristina Tuero ha publicado en el día de hoy en el diario El Comercio de Gijón.

La fábrica de los sueños tecnológicos

Alantis aporta financiación y conocimiento a proyectos que inician su andadura

La fábrica de los sueños tecnológicos
«Si tienes un sueño y crees en él, corres el riesgo de que se convierta en realidad». Esta es una de las tres frases de Walt Disney, que, junto a otras dos de Pío Baroja, alientan de manera constante, en la web de Alantis, al desarrollo de ideas «invertibles, que no es lo mismo que viables». Porque en esta incubadora de proyectos tecnológicos, perteneciente al grupo Izertis, importa más una buena base inicial, «un potencial diamante», en el que se prevea un crecimiento exponencial a nivel global, que una idea de negocio bien estructurada pero con un recorrido local.
El equipo de Alantis, único a nivel regional, vincula su experiencia al mundo del emprendimiento, al financiero y al de la tecnología. Y es precisamente esa reputada trayectoria la que aporta el valor añadido a los proyectos que caen en sus manos, en los que invierten en etapas «muy iniciales» y de los que toman una participación minoritaria (entre el 15% y el 20%). «No somos socios de control, nos gusta coinvertir. Así reducimos riesgo y aportamos más capital a otros proyectos», explica su presidente, Pablo Martín. ¿Y en qué se centran? En las primeras fases de fundación de 'start ups' tecnológicas de determinadas áreas: software, internet, vinculadas al entretenimiento (videojuegos...), al big data, a la movilidad o al internet de las cosas.
En su año y medio de trayectoria han ido definiendo una metodología de trabajo que se aleja del clásico plan de viabilidad que, afirma el consejero delegado Javier García, «está muerto». «Hay muchas incertidumbres asociadas a todo proyecto tecnológico incipiente. Una 'start up' es una hipótesis y tenemos que aplicar una metodología dedicada a cómo testear esa hipótesis», explica. Y el resumen se dibuja como un embudo en el que entran las ideas y se determina si se está ante una propuesta que pueda aportar valor y se pueda convertir en algo tangible «en el menor tiempo posible y quemando el menor dinero posible. La idea es que si fracasas, lo hagas rápido y no te arruines en el proceso», añade Javier García.
Y en ese camino es donde entra el tutelaje de los expertos de Alantis y su 'smart capital', financiación y conocimiento, empujando hacia la dirección que profesionalizará esa idea. Eso sí, en todo este proceso tienen muy claro que «lo más importante es el talento». Porque alcanzar el triunfo, advierten, «requiere de unos cuantos meses de trinchera donde no se factura nada, donde los gastos son clarísimos, pero no se sabe por dónde llegarán los ingresos. Tienes que tener mucha capacidad y resistencia, y una mente muy abierta, dispuesta siempre a escuchar».
Asturias y la Milla
Tanto Pablo Martín como Javier García tienen claro que su «fábrica de 'star ups'» apuesta por unos proyectos «que tienen un poder de transformación económico y social impresionante. Algunas veces nos estamos preocupando por dar respuesta a industrias caducas». El secreto, desvelan, está en generar un «círculo virtuoso» en el que se integren «emprendedores, ideas, talento para ejecutar, capital, y universidades con mentalidad y proyección internacional». La creación de un ecosistema que aquí, en Asturias, «tenemos difícil, pero no imposible».
Y para llegar a ello haría falta, entre otras muchas cosas, un cambio de la mentalidad financiera que se impone en España, la bancaria, frente a la vía de recursos propios o fondos de inversión estables y a largo plazo. «Todas las fuentes de financiación son importantes, pero aquí la gran debilidad es el mix de financiación. Ningún banco de España habría avalado el nacimiento de Google, por ejemplo», apunta Martín.
Por eso ambos ven en la Milla del Conocimiento «un polo muy interesante, un ecosistema de empresas tecnológicas con un alto grado de innovación que ya en sí mismo es un hecho diferencial muy importante». Consideran que en Asturias constituye el espacio «más interesante en este ámbito» y apuestan por reforzarlo huyendo de localismos y de signos políticos, porque «no podemos permitirnos aspirar a tener más de un sitio, con una capacidad de innovación muy superior a la media regional y que constituye todo un foco de atracción de generación de PIB».
Y es que «el talento es más productivo cuando está con otros talentos y hay que seguir potenciando la cooperación, porque esto tiene mucho recorrido».

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