lunes, 26 de agosto de 2013

Entrevista en Qué Aprendemos Hoy

Me han entrevistado Qué Aprendemos Hoy (QAH), "una plataforma de inteligencia colectiva y crowdlearning, de encuentro entre estudiantes y profesionales con el objetivo claro de compartir y difundir el conocimiento". La entrevista me gustó mucho porque toca diversos temas que realmente me interesan. Copio la entrevista en su totalidad.


Pregunta: Desde QAH queremos darte la enhorabuena por la labor que lleváis a cabo desde Sintetia.com, uno de los blogs sobre economía y finanzas de referencia en España, ¿Cómo surge la idea? 
Respuesta: Sintetia.com surgió casi como una necesidad personal. Tres íntimos amigos, economistas, asturianos, por el mundo (uno en Madrid, otro en Valencia y yo en Asturias), que se juntan con una empresa tecnológica de gran prestigio y deciden dar el salto. Sintetia surgió porque no nos convencía el nivel de análisis económico que existe en los medios generalistas. Queríamos ofrecer nuestro punto de vista, aportar datos y crear una comunidad de personas interesadas por la Economía, la Empresa y las Finanzas. Y así fuimos publicando poco a poco hasta ya alcanzar a día de hoy, tras algo más de 3 años, unos 900 artículos, con un nivel de visitas increíble para lo que habíamos pensado.
Nos gusta mucho interactuar en redes sociales, sobre todo a través de Twitter, y uno de los fuertes que tenemos en Sintetia es que nos complementamos bien. Todos tenemos una carrera académica hasta nivel de doctorado, pero también estamos en las “trincheras”, es decir, yo tengo una empresa de consultoría en la que convivo diariamente con empresas y sus problemáticas (sobre todo en el ámbito de la innovación y las finanzas); Andrés Alonso trabaja en una importante institución financiera y “toca” las altas finanzas y los datos que nos suele contar en Sintetia y Abel Fernández es investigador en un centro muy prestigioso en Economía en España, lo que le permite tener una óptima muy de economía aplicada y aportar puntos de vista muy armados técnicamente pero también con un gran apego a la realidad.
Nos ha motivado mucho ganar el premio Bitácoras al mejor blog de Negocios en 2012 y, sobre todo, nos encanta la respuesta de expertos, colaboradores y las conversaciones que vamos construyendo. Es un gran esfuerzo pero del que aprendemos mucho y, creo, nos permite ser mejores profesionales. 
P: ¿Diríais que habéis aprendido mucho escribiendo? 
R: Absolutamente. Creo que una persona que no escribe en realidad no está explotando todo el potencial de análisis y lógica que puede tener. Escribir es muy complejo, requiere comprender, estructurar, pensar lo que se dice, cómo se dice, para quién. Si no escribes bien no piensas bien. Yo lo he vivido en primera persona, soy cada día más consciente de que no comprendo bien un tema hasta que no leo, me documento, analizo y, después, lo escribo y lo explico. Si no haces todos estos pasos, creo que no le sacamos todo el petróleo que tenemos en nuestro intelecto. Comunicarse bien es clave en el siglo XXI, y la escritura sigue siendo un instrumento muy potente para crecer intelectual y profesionalmente. Así que animo a todo el mundo a escribir un poco todos los días. Por cierto, para escribir bien hay que leer bien, me temo que todo está conectado. 
P: Cambiemos de tema, ¿qué opinas del sistema educativo español? 
R: Es una pregunta demasiado compleja como para abordarla en unas pocas palabras. He escrito algo sobre ello en Sintetia, por ejemplo, hablando de lo que considero son los “Principios Educativos del Siglo XXI”. He tomado como propios los principios que diseñó el propio Dennis Litky, y que son aquellos que permiten a una persona:
  1. Ser un alumno de por vida.
  2. Ser apasionado.
  3. Estar dispuesto a asumir riesgos.
  4. Ser capaz de pensar de forma crítica.
  5. Ser capaz de completar las cosas de modo diferente.
  6. Ser creativo.
  7. Ser capaz de perseverar.
  8. Ser íntegro y respetarse a sí mismo.
  9. Tener coraje moral.
  10. Ser capaz de usar el mundo que tiene en torno suyo.
  11. Ser capaz de trabajar tanto de forma independiente como con otras personas.
  12. Hablar bien, leer bien, escribir bien.
  13. Disfrutar verdaderamente de su vida y de su trabajo.
Si te das cuenta estos principios requieren de un condimento muy importante, una especie de plasticidad para reinventarte de forma constante. Tratar de introducir conocimiento de forma pasiva (el profesor habla y el alumno escucha) no conduce a ningún sitio, o al menos para el tipo de persona y de profesional del siglo XXI.
Vivimos en una época compleja, donde la clave está en aprender de forma constante y, lo más importante, desaprender. Tener habilidades y capacidades para experimentar, probar, desechar y tener las competencias necesarias para ir adoptando pequeñas decisiones.  Y esto está muy alejado de un sistema pasivo que persigue la memorización y la anulación de la interacción alumno-profesor. 
P: ¿Hay un cambio en las demandas profesionales del mercado? ¿Nuestro sistema educativo nos prepara para lo que necesitan las empresas? 
R: Está cada vez más cuestionado la forma en la que hacemos las cosas. Vivimos una época donde el management, la organización de las empresas, se transformará con mucha fuerza. Creo que hay una revolución encubierta que poco a poco nos asaltará con fuerza y debemos asumir esos cambios de inmediato, empezando por el sistema educativo.  Y me explico.
Como comentaba en un post citando al gran Gary Hamel, “la obediencia, la diligencia y la competencia se están convirtiendo en bienes de consumo globales”. Cada vez es más difícil diferenciar a las empresas o a las instituciones sólo por estas tres capacidades humanas. Tener trabajadores puntuales, que sepan desempeñar sus tareas y que tengan buenos incentivos económicos es cada vez menos diferenciador. Son mínimos indispensables para sobrevivir. Y si estamos especializados en tareas muy automatizadas (tocar el botón), se abre la puerta para que personas formadas en cualquier parte del planeta (con sus dotes adecuadas de obediencia y diligencia) las pueden hacer, y siempre hay alguien que tiene todo esto a un coste menor que tu empresa.
Existe una gran diferencia entre tener o no trabajadores que ante un problema actúen, vean una oportunidad de mejora y que no esperan a que le digan qué es lo que tiene que hacer. Si a esta iniciativa se le une la creatividad, subiremos de nivel, porque en este caso tendríamos empleados que “están a la caza de grandes ideas para desafiar lo que tienen entre manos en su día a día”, y mejorar con ello toda la organización. En la cima de estas capacidades humanas está la pasiónCuando se logra que los “empleados sientan su trabajo como una vocación, como una manera de establecer una diferencia positiva en el mundo”, algo grande, sorprendente, se puede construir a partir de ahí. “En una organización donde prima la pasión, los empleados no están presentes sino comprometidos”.
Y lo siento,  el sistema educativo está fallando estrepitosamente para crear personas que sigan su pasión, aprendan de forma constante, sean activas, tengan un interés innato por hacerse preguntas y están formados para desenvolverse en entornos complejos, de soluciones difíciles y que quieran de nuevas habilidades. Y estas habilidades son las que se demandan ahora y mucho más en el futuro de las empresas, porque sin ellas no podrán competir. 
P: Podrías compartir con los lectores de QAH algunas de las reformas que crees necesita nuestro sistema educativo? 
R: Creo que hay que empezar a establecer “otra forma de enseñar”. La investigación es muy contundente. Si tomas un grupo de estudiantes, le ofreces distintas cuestiones, distintas alternativas, les ayudas a adquirir información, a probarla, a discutirla, a investigarla por sus propios medios, la probabilidad de que logren aprender de la materia en cuestión es muchísimo más elevada que si tan sólo leen en unos libros o apuntes acerca de esa materia.
De hecho, los cursos donde hay interacción profesor-alumnos, donde se puede “tocar” el conocimiento, se genera un mayor compromiso por aprender y se cultivan más incentivos de los estudiantes para hacerse nuevas preguntas y seguir buscando las vías para resolverlas. La pasividad de un texto que te explican y que repites no ayuda a retener ni comprender de forma tan precisa la información que recibes.
Esta forma de educar requiere, ante todo, grandes educadores. Personas muy motivadas, con una gran comprensión de la materia que enseñan y, sobre todo, con muchísima capacidad de comunicación, de incitar al debate y al pensamiento crítico a los alumnos, presentarle medios para que investiguen, toquen, prueben, cooperen, se equivoquen…y aprendan. Necesitamos una nueva generación de maestros, muy bien formados y muy concienciados de que los alumnos tienen que adquirir nuevas habilidades para enfrentarse a sus vidas, laborales y personales.
Mi mujer, coautora en algunas de mis reflexiones sobre educación y profesora de infantil, también lo ha manifestado de forma clara en un post de su blog:  se necesita una “renovación absoluta de la formación del profesorado, incluyendo la carrera de magisterio, la preparación del CAP para secundaria y la formación continua actual, mediante nuevos cursos enfocados a la renovación pedagógica. Asignaturas, cursos, congresos y charlas que hablen de cómo trabajar con cada alumno de manera completamente individualizada, respetando los ritmos, capacidades y fomentando el talento particular y la excelencia individual. Comencemos a hablar sobre metodologías investigadoras, participativas, flexibles, por proyectos, en pequeños grupos, interniveles y abiertas.
(…)Necesitamos formación en el uso de materiales pedagógicos novedosos, que promuevan un aprendizaje lúdico, manipulativo y mucho más significativo que el actual; y dotación a los centros de ese tipo de materiales. Facilitemos la flexibilidad de los grupos independientemente del año de nacimiento, las aulas especializadas, las mediatecas donde el alumno puede investigar libremente, y la rotación de pequeños grupos. Utilicemos el libro de texto únicamente como una herramienta más de consulta y no como el eje central de la programación. Hagamos del maestro y profesor un guía que trabaje con y para el alumno; olvidemos de una vez por todas el papel transmisor de conocimientos que ahora se sustituye a golpe de click y la postura de autoritarismo que en absoluto prepara para ser un adulto capaz de tomar decisiones, innovar y ejercer su libertad desde el respeto”. 
P: ¿Qué importancia atribuyes al aprendizaje paralelo a la Universidad (lectura de artículos, libros, asistencia a conferencias…)? 
R: Muchísima, creo que toda persona que quiera ser un profesional de primer nivel en lo que le apasiona ha de leer, reflexionar, escribir, asistir a charlas, congresos, interactuar, mantener un espíritu crítico. Creo que todo esto es un combustible indispensable para crecer. Yo no podría vivir sin ello, es como si me quitaras la gasolina, en cuanto se agote ya no podría crecer. Hoy no se puede ser un verdadero profesional del conocimiento sin la lectura, las redes sociales, la interacción y conectando tu mente con la gran inteligencia colectiva que tienes a golpe de click. Por ello, gran recomendación, aprende inglés (cómo mínimo), lee distintos medios, no sólo de tu área de especialidad, asiste a cursos gratis (desde el salón de tu casa) de las mejores universidades del mundo; lee a blogueros especializados, sigue en redes sociales a gente que te haga pensar, que te aporte lecturas interesantes y que te abra la mente. Todo esto ya es un condimento indispensable de nuestra ensalada como personas. 
P: ¿Consideras cierta la famosa recomendación de que si te dedicas a hacer tú pasión el dinero vendrá solo? ¿O crees que hay que atenerse un poco a la realidad que dicta el mercado? 
R: La creo firmemente. Uno no puede medir qué estudia mirando el mercado porque cuando acabe los estudios el mercado cambiará el rumbo y te habrás metido en algo que odias y que, encima, ya no tiene futuro. Eso es uno de los grandes errores. Bajo mi punto de vista hay que seguir la pasión que llevas dentro. Si te gusta una tema no lo dudes, a por ello, sé el mejor, profundiza, crea, investiga, aporta, relaciona con otras materias, escribe, comunícate con el resto del mundo y hazte un verdadero conocedor de todo eso. Pero siempre con la cabeza abierta, como decía al principio, con la capacidad de aprender y desaprender, y así te convertirás en alguien que ama su profesión, que desborda pasión y que seguro tiene vías para sacarle partido en el mercado.
Hoy los filósofos trabajan con los informáticos, los psicólogos están conectados con los de marketing, los médicos con matemáticos,…aprender es una carrera de fondo vital, y la clave es que tengas la predisposición a seguir escalando y buscando vías para disfrutar y explotar ése conocimiento que, por otro lado, va cambiando de forma rápida.
Capacidades, actitudes, esfuerzo, sacrificio pero siempre desde la pasión de lo que te motiva y te hace levantarte por las mañanas. Ésa es la clave. Sino acabarás siendo un profesional rutinario, sin ganas de aprender, que te asquea tu trabajo y que…serás reemplazado más pronto que tarde. 
P: Recomendaciones a los jóvenes españoles ante la actual situación. 
R: En el tema de los jóvenes has tocado una de mis fibras…he escrito varias cosas sobre este tema. Pero creo que sintetizo bien mis ideas en la “carta a un joven español”. La situación de los jóvenes en España es sangrante. Estamos experimentando la mayor pérdida de capital humano de nuestra historia y estamos fracasando como sociedad. Un total de 9 de cada 10 empleos destruidos desde 2008 han correspondido a jóvenes. Solo durante 2012, año negro en términos de empleo, 680.000 de los 850.000 de los empleos perdidos se debieron a menores de 35 años. Si un joven logra un empleo, en el 70% de los casos será con un contrato temporal, y lo más probable es que dure menos de 6 meses.
Pero no podemos caer en la apatía ni la desesperación. Los jóvenes tienen que trabajar para hacerse hueco en empresas, centros de investigación, escuelas, instituciones y centros de poder. Hay que salir de nuestro ‘cascarón’ de lamentaciones y empezar a actuar. Necesitamos nuevos valores y una cultura social y económica con capacidad de adaptación al cambio, en vez de un sistema inmovilista y anclado en los grupos clásicos de presión. Todo esto solo se logra con la savia nueva que como joven se lleva dentro. España y el futuro necesita de nuestros jóvenes.
Recomiendo, por tanto, movilizarse, hacerse escuchar, viajar, aprender, conectarse globalmente y no desesperar. España no trata bien a sus jóvenes, no los cuida. Es francamente difícil hacerse un hueco, pero no queda más remedio que hacerlo. De esta crisis se sale con talento, con energía y con mucha capacidad de adaptación. Y hay muchos jóvenes que pueden aportar estos condimentos. 
P: ¿Qué tres reformas adoptarías si fueras Presidente del Gobierno? 
R: Es indispensable hablar de control de gasto público, asegurar la credibilidad financiera como país, jugar a la austeridad (si no resta productividad) y diseñar reformas estructurales de calado, pero todo ello no sirve sin un compromiso claro por el crecimiento económico. Sólo con crecimiento económico podemos tener mejores servicios e infraestructuras públicas. Hay muchas barreras y ámbitos de actuación, pero igual nos estamos pasando de frenada al hablar tanto de gastos y recortes y no tanto de qué se va hacer con el gasto público; es indispensable colocar en el discurso las medidas que tomaremos para lograr ese crecimiento. ¡Centrémonos en la agenda para el crecimiento! Porque es la gran olvidada y, sin embargo, la más importante.
Hay que poner un énfasis especial en:
1.- El sistema educativo: En el caso de España, lo peor no son los salarios de trabajar en la Bolsa madrileña… sino los millones de personas que se especializaron en puestos poco cualificados. Se crearon incentivos perversos que llevaron a los estudiantes “del instituto a la obra”. Reconvertir a un ingeniero de Wall Street en un emprendedor o reciclarlo para otra industria es más o menos fácil; que un joven de 30 años sin estudios, con la construcción como única experiencia, pase a tener un empleo cualificado es algo que parece ciencia ficción en estos momentos.
2.- Reformas que faciliten la vida a la pyme. Os recomiendo dos artículos muy recientes que hemos publicado en Sintetia. En ellos se explica cómo hay un entramado jurídico y fiscal que parece que se confabula para que las empresas una vez que nacen se tienen que enfrentar a un gran número de trabas para que crezcan. Hay una barrera muy importante entre las empresas de más o menos 50 trabajadores. Obstáculos que hay que evaluar y eliminar desde ya. Ésta es una reforma que no implica presupuesto público y que, en cambio, podría aportar grandes beneficios a nuestra economía. En España hay una asfixia legal, con más de 100.000 normas vigentes, y que lastran la forma de crecer, sobre todo a nuestras empresas. Y esto se debe revisar desde ya. Hay que simplificar la regulación, como hacen los ingleses que tienen un departamento del gobierno dedicado en exclusiva a revisar regulación que perjudica más que incentiva a hacer las cosas bien.
Está cada vez más documentando, el empleo lo crean las empresas que crecen no sólo las que nacen. El 70% del empleo creado en Estados Unidos o Reino Unido durante esta crisis se debe a empresas que han pasado de 20 a 140 empleados. ¿Por qué crecen? ¿Qué les hace crecer? Eso es lo que tenemos que potenciar y, sobre todo, nuestro sistema legal y fiscal no lo puede entorpecer.
3.- Reformas que potencien la innovación y la inversión privada en Investigación y Desarrollo. España tiene un lastre muy importante porque nuestras empresas no se involucren en actividades de innovación. La innovación es hacer cosas nuevas, o mejores, o diferentes, y con ello aumentar la probabilidad de generar más valor añadido, renta, empleo y por tanto, riqueza. Pero hay barreras importantes. Barreras de capacidades, barreras de conexión con la universidad o con los centros tecnológicos; a veces los incentivos no están claros, otras están orientados hacia las subvenciones y no siempre son efectivas. Hay que hacer un cambio profundo en la forma en la que conectamos la ciencia, las empresas y la capacidad de crear productos/servicios de alto valor añadido.
Muchos de los problemas está en los modelos de gestión y en la cultura/formación de nuestros empresarios. Por eso hay que ligar los cambios educativos a los de la ciencia, el emprendimiento y la forma de buscar siempre nuevas capacidades para diferenciarse en un mundo tan complejo y cambiante. 
P: Terminemos con una serie de preguntas para conocerte mejor, ¿película favorita? 
R: Soy un cinéfilo absoluto. Veo muchísimo cine. Si tuviera que elegir sólo una, sin duda El Padrino II, me parece absolutamente brillante, llena de matices, de diálogos, de pequeñas joyas. Cada vez que la veo le encuentro cosas interesantes. 
P: ¿Libro favorito?
Me pasa como con el cine, leo todos los días y a veces durante mucho tiempo. Y mi ilusión es construir una gran biblioteca en mi casa. Podría recomendar muchos libros pero voy a recomendar uno, sencillo, que no está de moda pero que, en cambio, creo que debería ser de obligada lectura. Se trata de “Un matemático lee el periódico” del matemático John Allen Paulos. Es un libro brillante de un tipo magnífico. Te ayuda a usar la lógica, las matemáticas básicas y la capacidad de razonar aplicada a la vida cotidiana, a las noticias de los periódicos. Me he leído, varias veces, toda la obra de Paulos, pero ese libro, que fue el que le dio la fama es especialmente interesante porque creo que tenemos que desarrollar nuestra capacidad crítica y no creernos todo lo que se publica. Paulos te ayuda a destripar y comprender mejor la realidad, sobre todo a no creerla del todo. 
P: Y, por último, ¿un personaje histórico de referencia? 
R: No soy una persona que tienda a idolatrar mucho. Pero siento una debilidad importante por las personas que considero son honestas, humildes y con una gran capacidad para usar su inteligencia a favor del desarrollo de su entorno y, con ello, transformar el mundo. Históricamente me inclino por dos grandes sin paliativos como son Einstein y Leonardo Da Vinci. Y si tuviera que decir un personaje español también me quedaría, sin duda, con uno Santiago Ramón y Cajal.

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